El inca Garcilaso de la Vega

1. Fundador de la literatura infantil en América

Reconocemos y destacamos al Inca Garcilaso de la Vega como el iniciador de la literatura infantil y juvenil del Perú y América, sin tomar en cuenta en esta apreciación el caudal vigoroso de la literatura folclórica apta para niños y jóvenes que constituye el rico legado recibido de nuestros antepasados y cuya sabia sigue fecundando el árbol del presente y el bosque de la literatura infantil y juvenil del futuro.

Porque con los relatos que el Inca Gracilaso de la Vega hizo e incorporó en los Comentarios Reales de los Incas, deja fundado este ámbito con narraciones que en su mayor proporción constituyen recuerdos de infancia y de juventud, pero también en donde se entremezcla la crónica histórica con la imaginación, la aventura y el fino humor.

Por algo José de la Riva Agüero apuntó que los Comentarios Reales de los Incas inicia el género literario de los recuerdos infantiles que creemos tan moderno. Anotación certera y precursora, derivada en parte de lo que el mismo Garcilaso revela al contarnos que lo dicho en este libro lo “mamó” en la leche materna.

Y es que fue así. Buena parte de los Comentarios Reales de los Incas están escritos en base a las tradiciones que los indios contaban a Garcilaso cuando era niño. 

Como él mismo lo declara, su crónica no es más que la transmisión fiel de la tradición oral de los Incas que él escuchó en brazos de sus ancestros y que oyó en sus “niñeces” a su madre, hermanos, tíos y otros mayores que rodearon su mundo infantil en la ciudad del Cuzco.

 

2. Inspirados en la visión de futuro

 

Señalamos al Inca Garcilaso de la Vega como el iniciador de la literatura infantil y juvenil del Perú y América por las siguientes razones que se agregan a los argumentos ya expresados:

a) Es el primer mestizo, el producto glorioso de una nueva raza, el hijo de un capitán español y de una ñusta o princesa incaica. Y como tal el punto de encuentro y de partida de todo lo auroral, alentador, positivo y trascendente en el nuevo mundo.

b) Porque el nacimiento de la literatura infantil en América no puede tenerlo un autor que no recoja el aporte del folclore y de las raíces genuinas de nuestra identidad más germinal, porque de lo contrario significaría desconocer siglos de historia y cultura.

c) Porque su obra fue escrita para los nuevos hombres de estas latitudes, para los hombres del futuro, en donde tienen lugar preferente los niños y los jóvenes.

d) Porque en su obra está no solo la semilla sino el brote de todo lo significativo  que ha de crecer después o más tarde en estos ámbitos, en primer término el anhelo de ser una patria con identidad y pertenencia a nuestras raíces fundacionales.

e) Porque hay escritores inmediatamente posteriores, de la época de la colonia y después de los inicios de la época republicana de nuestros países, que escribieron inspirados en la visión de futuro, tal y cómo lo soñó Garcilaso.

 

3. Con la más fina fantasía infantil

 

Los Comentarios Reales de los Incas no solo es una obra escrita con una “visión de infancia”, sino que por su amenidad, intimidad y limpidez, es un acervo que contiene numerosas páginas que los niños han hecho suyas.

Ello corrobora la naturaleza de la obra de estar concebida, sentida y pensada desde una perspectiva primigenia y auroral, como son los niños y jóvenes.

Es sintomático incluso cómo partes importantes de este libro han sido reunidas por Raúl Porras Barrenechea y presentadas como Recuerdos de infancia y juventud.

Hay en los Comentarios Reales de los incas, intercalados con hechos y eventos históricos, relatos tales que parecieran escritos con la más fina fantasía infantil.

Así por ejemplo los sucesos: “De un caso extraño que pasó en el valle de Hacarí” o “La aventura de Rodríguez Niño y los galeotes, que narra las peripecias de un personaje a quien encomendaron partir a España con un gran número de galeotes y éstos se le fueron perdiendo a lo largo del camino.

 
Narraciones como éstas hay varias que el autor declara que las ha intercalado “para distraer y no hacer la lectura monótona”.

 Imagen

Argumento de Hamlet

Esta obra de teatro gira en torno a las tribulaciones de Hamlet, cuyo padre, el rey de Dinamarca, ha muerto. Luego de que el fantasma de éste le revela que ha sido asesinado por Claudio, su hermano y actual rey (que además ha casado con la madre de Hamlet, Gertrudis), lo urge a vengarse.

Dudando de la versión del fantasma, Hamlet aprovecha la presencia de una compañía de teatro itinerante para que presenten una obra que evoca el asesinato de su padre. Al retirarse Claudio abruptamente de la representación, Hamlet confirma la verdad de los hechos y concluye que debe matar a su padrastro.

Paralelamente, ante la actitud errática y melancólica del príncipe, los reyes deciden enviarlo a Inglaterra. Antes Hamlet asesina por error a Polonio, Chambelán del reino y padre de Ofelia, de quien aquel está enamorado. Durante el viaje, el barco es atacado por piratas y Hamlet logra regresar a Elsinor, el castillo real danés.

Claudio convence a Laertes, hijo de Polonio y hermano de Ofelia, de que debe a su vez vengar la muerte de su padre. Ofelia, que ha enloquecido, se suicida ahogándose en un río. Concertan un duelo en el que Laertes utiliza una espada envenenada; hiere a Hamlet y a su vez sufre un corte con su propia espada, por lo que también se envenena.

Al mismo tiempo, Gertrudis toma una copa con vino envenenado pensado para Hamlet. Este obliga a Claudio a tomarlo también. Antes de morir, Hamlet pide a su amigo Horacio que cuente lo sucedido y que se reconozca a Fontimbrás, el rey noruego, como sucesor del trono danés.

¿Qué hace de Hamlet una obra maestra?

La fuerza dramática que le imprime William Shakespeare, que se manifiesta, por un lado, en los temas que aborda, como son el deseo de la venganza, la locura, la muerte, el incesto, el sexo y la lealtad, que de por sí han generado toda una serie de discusiones a lo largo de los siglos y encendido las pasiones humanas en general.

Pero, por otra parte, tal vez lo más destacable es la personalidad misma del protagonista. Frente al teatro clásico, que se centraba en los acontecimientos más que en los personajes, Shakespeare nos presenta a un joven atribulado por sus dudas existenciales acerca de la venganza, la muerte y el amor, y con una clara crisis psicológica y existencial que capta totalmente la atención del espectador, por encima de la trama. No en balde cualquier actor sueña con interpretar a semejante personaje tan complejo.

Shakespeare fue un visionario, un precursor de las tendencias existencialistas que surgieron siglos después. La figura de Hamlet cautivó incluso al fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, que elaboró toda una teoría sobre su comportamiento.

¿La calidad literaria de Hamlet?

Pero, adicionalmente, Shakespeare utiliza toda una serie de recursos literarios para la creación de Hamlet. Además de resaltar el monólogo como recurso importante, es de los primeros en utilizar “el teatro dentro del teatro”. Por otro lado, emplea infinidad de figuras literarias, como la anáfora, la esticotimia, el asíndeton o el calambur.

Asimismo, pocas obras han generado tantas frases citadas a lo largo del tiempo en forma constante, tanto que incluso han sido utilizadas para dar nombres a otras obras. Sin duda la más famosa cita de la literatura es precisamente, la de “ser o no ser, he ahí el dilema”, del acto tercero, escena 1.

La popularidad de Hamlet

Esta obra cumbre de William Shakespeare es probablemente la más representada por compañías de teatro de todo el mundo. De la misma forma, infinidad de obras se inspiran -directa o indirectamente- en el personaje y en su situación para desarrollar sus argumentos. Ha sido llevada al cine varias veces, destacando la versión de Sir Laurence Olivier de 1948.

Imagen

Argumento de Romeo y Julieta de Shakespeare

Planteamiento: La obra comienza hablando de la desdicha de Romeo por un amor no correspondido, también cuenta el odio entre las dos familias, los Montesco y los Capuleto. Los amigos de Romeo se enteran de forma casual de una fiesta de disfraces en casa de los Capuleto, y obligan a Romeo a asistir (él no quieres, pero finalmente va). Allí, conoce a Julieta, de la que no sabe ni su nombre ni menos aún a qué familia pertenece, y se enamora locamente de ella. Esa misma noche ambos se enteran de la identidad del otro, pero de todos modos no renuncian a su amor y deciden casarse.

Nudo: Romeo manda a decir a Julieta a través de su Ama la fecha del enlace y al día siguiente se produce la boda de forma secreta (ya que ambas familias eran rivales) Tras esto hay una disputa entre el primo de Julieta y un amigo de Romeo, en la cual muere el amigo de Romeo. Este para vengar a su amigo mata al primo de Julieta, por lo que es desterrado de la ciudad.

Desenlace: La noche que Romeo es desterrado va a la casa de Julieta y consuma el matrimonio, entonces parte hacia Mantua, donde esperará noticias del sacerdote para poder volver. El padre de Julieta fija la boda de su hija Paris en el plazo de pocos días sin contar con el consentimiento de ella. Entonces Julieta, para escapar de la traición a su marido, idea junto con el sacerdote un plan en el que ella se tome un líquido que la dejará dormida como si estuviera muerta hasta que Romeo pueda reunirse con ella. El sacerdote envía una carta a Romeo para que sepa de la treta, pero la carta no llega a su destino, el muchacho compra un veneno y se va a la tumba de Julieta al enterarse de su muerte. Una vez allí toma el veneno y cuando Julieta despierta lo ve allí muerto, y no pudiendo soportar el dolor se suicida con un puñal.

Termina la obra con un monólogo del príncipe en el que pide la reconciliación de las dos familias para que la muerte de sus componentes al menos no fuera en vano.

Personajes Principales:
– Julieta: al principio de la obra se ve como una persona sumisa y obediente a las órdenes de sus padres, desde que ve a Romeo en la fiesta no puede dejar de pensar en él, y lo extraña y recuerda en todo momento – Romeo: está dispuesto a todo por amor, como hasta morir por su amada.

Personajes Secundarios:
Por parte de Romeo:

– Montesco: es el padre de Romeo

– Señora de Montesco: la madre de Romeo

– Benvolio: es el sobrino de los Montesco

– Abrahán: Criado de Montesco

– Baltasar: Criado de Montesco

Por parte de Julieta:

– Capuleto: padre de Julieta

– Señora de Capuleto: la madre de Julieta y esposa de Capuleto

– Tebaldo: es el sobrino de los Capuleto

– El Ama de Julieta: es la criada o nodriza de Julieta, es la cómplice de Julieta, ella la da muchos consejos

– Pedro, Sansón y Gregorio: Criados de Capuleto

Antagonistas:

– Fray Lorenzo: es el que casa a los amantes, con este matrimonio él pensaba que podría existir paz entre las familias. También fue que creó el trágico plan de la muerte simulada de Julieta, está siempre preparado a ayudar a Romeo y a Julieta con su amor – Della Scala: Príncipe de Verona – Mercurio y el Conde de Paris: son parientes del príncipe de Verona – Mercurio y el Conde de Paris: son parientes del príncipe de Verona – Paje de Paris – Fray Juan: es el mensajero que fracaso en la misión de avisar a Romeo sobre el plan que tenían. – Boticario: vende el veneno a Romeo

AUTOR: Shakespeare
(Stratford on Avon, Reino Unido, 1564-id., 1616) Dramaturgo y poeta inglés. Parece probable que estudiara en la Grammar School de su localidad natal, si bien se desconoce cuántos años y en qué circunstancias. William Shakespeare aprendió «poco latín y menos griego», y en todo caso parece también probable que abandonara la escuela a temprana edad debido a las dificultades por que atravesaba su padre, ya fueran éstas económicas o derivadas de su carrera política.

La andadura de Shakespeare como dramaturgo empezó tras su traslado a Londres, donde rápidamente adquirió fama y popularidad en su trabajo para la compañía Chaberlain’s Men, más tarde conocida como King’s Men. También representó, con éxito, en la corte. Sus inicios fueron, sin embargo, humildes.

Su estancia en la capital británica se fecha, aproximadamente, entre 1590 y 1613, año este último en que dejó de escribir y se retiró a su localidad natal.

La publicación, en 1593, de su poema Venus y Adonis, muy bien acogido en los ambientes literarios londinenses, fue uno de sus primeros éxitos. De su producción poética posterior cabe destacar La violación de Lucrecia (1594) y los Sonetos (1609), de temática amorosa.

Fue su actividad como dramaturgo lo que dio fama a Shakespeare en la época. Su obra, en total catorce comedias, diez tragedias y diez dramas históricos, es un exquisito compendio de los sentimientos, el dolor y las ambiciones del alma humana. Destaca sobre todo la fantasía y el sentido poético de las comedias de este período, como en Sueño de una noche de verano. A partir de 1600, Shakespeare publica las grandes tragedias y las llamadas «comedias oscuras». Los grandes temas son tratados en las obras de este período con los acentos más ambiciosos así, Hamlet refleja la incapacidad de actuar ante el dilema moral entre venganza y perdón; Otelo, la crueldad gratuita de los celos; y Macbeth, la cruel tentación del poder.

En sus últimas obras, a partir de 1608, cambia de registro y entra en el género de la tragicomedia, a menudo con un final feliz en el que se entrevé la posibilidad de la reconciliación, como sucede en Pericles. Shakespeare publicó en vida tan sólo 16 de las obras que se le atribuyen; por ello, algunas de ellas posiblemente se hubieran perdido de no publicarse (pocos años después de la muerte del poeta) el Folio, volumen recopilatorio que serviría de base para todas las ediciones posteriores.

Tema:
La temática de Romeo y Julieta es sencilla de manejar pues se puede decir que maneja tres temas en mi opinión:

ð El Odio: el enfrentamiento que mantienen Capuletos y Montescos.

ð El Amor: la pasión que reflejan los amantes, se puede ver que seis días se enamoran, se casan, tienen su noche de bodas y sucede la tragedia.

ð La Tragedia: el amor entre Romeo y Julieta es trágico desde el principio al ser obligados a encontrasen a escondidas (porque sus familias son enemigas desde siempre) y el destino quiere q los dos amantes permanezcan en paz y siempre juntos con su trágica muerte.

Imagen

¿Quién era dulcinea del toboso?

Dulcinea del Toboso (conocida también como Aldonza Lorenzo) es un personaje femenino de la novela El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, escrita por Miguel de Cervantes.

Don Quijote, personaje principal, es un hidalgo caballero que decide salir en busca de aventuras. La tradición manda que todo noble caballero tenga un escudero y una dama en su corazón a quien dedicarle sus victorias. «Se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo ni le dio cuenta de ello.»

«Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla ‘Dulcinea del Toboso’ porque era natural del Toboso: nombre, a su parecer, músico, peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.» (Primera parte, capítulo I). Contrapuesta a la imagen idealizada que Don Quijote tenía de ella, se dice más adelante «dicen que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha«. El nombre quizá fue inspirado a Cervantes por el de los pastores Dulcineo y Dulcifea, personajes de la novela pastoril Los diez libros de Fortuna de Amor, del poeta y militar sardo Antonio de Lofraso.

A lo largo de la obra Don Quijote describirá a Dulcinea como una joven «virtuosa, emperatriz de La Mancha, de sin par y sin igual belleza»… que, por lo demás, sólo existe en su imaginación. Cuando habla de ella a Sancho Panza, éste la identifica bien pronto ya que la conoce y sabe que es hija de Lorenzo Corchuelo y Aldonza Nogales. En la acción de la obra cervantina nunca aparece la verdadera Aldonza Lorenzo, aunque la figura de Dulcinea del Toboso es fundamental para la vida caballeresca de Don Quijote. La labradora, por el contrario, sí interviene en algunas de las continuaciones francesas del Quijote y en la obra de José Camón Aznar El pastor Quijótiz. Este personaje se considera como la personificación del ideal de amor más conseguida de toda la historia de la literatura.

Imagen

Significado de molinos de viento

La Metáfora de los Molinos de Viento
Benjamin Herrera y Vicente Reveco

Los molinos de viento del libro Don Quijote de la Mancha, representan a nuestro parecer, la lucha de un ideal, un sueño, una meta, etc. contra un obstáculo.

En el libro Don Quijote lucha contra los molinos de viento, los cuales él dice que son gigantes (debido a su locura), Sancho, su escudero, le trata de explicar que estos no son gigantes, sino molinos, a lo cual Don Quijote no hace caso, insistiendo en lo que él dice. En este caso es donde se ve el ideal, los molinos de viento son gigantes. Ahora el obstáculo se representa como los molinos, al querer demostrar que estos eran gigantes y combatirlos (defendiendo sus ideales), don Quijote arremete contra estos, terminando herido y en ridículo. Ahí está la lucha, la defensa del ideal, el intento de lograr hacer los sueños realidad.

Un ejemplo en la vida real de esta metáfora seria por ejemplo, la lucha de la clase social baja por salir adelante, y luchar contra la sociedad que les entrega tan pocas opciones y posibilidades para sobrevivir, y para tener una vida plena.

lele

Mensaje que brindo Gabriel García Márquez al recibir su premio nobel en 1982

La soledad de America latina

Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.

Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonio más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los Cronistas de Indias nos legaron otros incontabels. Eldorado, nuestro país ilusorio tan codiciado, figuró en mapas numerosos durante largos años, cambiando de lugar y de forma según la fantasía de los cartógrafos. En busca de la fuente de la Eterna Juventud, el mítico Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una expedición venática cuyos miembros se comieron unos a otros, y sólo llegaron cinco de los 600 que la emprendieron. Uno de los tantos misterios que nunca fueron descifrados, es el de las once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde, durante la colonia, se vendían en Cartagena de Indias unas gallinas criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraban piedrecitas de oro. Este delirio áureo de nuestros fundadores nos persiguió hasta hace poco tiempo. Apenas en el siglo pasado la misión alemana encargada de estudiar la construcción de un ferrocarril interoceánico en el istmo de Panamá, concluyó que el proyecto era viable con la condición de que los rieles no se hicieran de hierro, que era un metal escaso en la región, sino que se hicieran de oro.

La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia. El general Antonio López de Santana, que fué tres veces dictador de México, hizo enterrar con funerales magníficos la pierna derecha que había perdido en la llamada Guerra de los Pasteles. El general Gabriel García Morena gobernó al Ecuador durante 16 años como un monarca absoluto, y su cadáver fue velado con su uniforme de gala y su coraza de condecoraciones sentado en la silla presidencial. El general Maximiliano Hernández Martínez, el déspota teósofo de El Salvador que hizo exterminar en una matanza bárbara a 30 mil campesinos, había inventado un péndulo para averiguar si los alimentos estaban envenenados, e hizo cubrir con papel rojo el alumbrado público para combatir una epidemia de escarlatina. El monumento al general Francisco Morazán, erigido en la plaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatua del mariscal Ney comprada en Paris en un depósito de esculturas usadas.

Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestro tiempo, el chileno Pablo Neruda, iluminó este ámbito con su palabra. En las buenas conciencias de Europa, y a veces también en las malas, han irrumpido desde entonces con más ímpetus que nunca las noticias fantasmales de la América Latina, esa patria inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas, cuya terquedad sin fin se confunde con la leyenda. No hemos tenido un instante de sosiego. Un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas murió peleando solo contra todo un ejército, y dos desastres aéros sospechosos y nunca esclarecidos segaron la vida de otro de corazón generoso, y la de un militar demócrata que había restaurado la dignidad de su pueblo. Ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto, 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi 120 mil, que es como si hoy no se supiera donde están todos los habitantes de la cuidad de Upsala. Numerosas mujeres encintas fueron arrestadas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aun se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 muertes violentas en cuatro años.

De Chile, pais de tradiciones hospitalarias, ha huído un millón de personas: el 12 % por ciento de su población. El Uruguay, una nación minúscula de dos y medio millones de habitantes que se consideraba como el pais más civilizado del continente, ha perdido en el destierro a uno de cada cinco ciudadanos. La guerra civil en El Salvador ha causado desde 1979 casi un refugiado cada 20 minutos. El país que se pudiera hacer con todos los exiliados y emigrados forzosos de América Latina, tendría una población más numerosa que Noruega.

 Me atrevo a pensar, que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de las Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual este colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad.

Pues si estas dificultades nos entorpecen a nosotros, que somos de su esencia, no es difícil entender que los talentos racionales de este lado del mundo, extasiados en la contemplación de sus propias culturas, se hayan quedado sin un método válido para interpretarnos. Es comprensible que insistan en medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos, y que la búsqueda de la identidad propia es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fué para ellos. La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios. Tal vez la Europa venerable sería más comprensiva si tratara de vernos en su propio pasado. Si recordara que Londres necesitó 300 años para construirse su primera muralla y otros 300 para tener un obispo, que Roma se debatió en las tinieblas de la incertidumbre durante 20 siglos antes de que un rey etrusco la implantara en la historia, y que aun en el siglo XVI los pacíficos suizos de hoy, que nos deleitan con sus quesos mansos y sus relojes impávidos, ensangrentaron a Europa como soldados de fortuna. Aun en el apogeo del Renacimiento, 12 mil lansquenetes a sueldo de los ejércitos imperiales saquearon y devastaron a Roma, y pasaron a cuchillo a ocho mil de sus habitantes.

No pretendo encarnar las ilusiones de Tonio Kröger, cuyos sueños de unión entre un norte casto y un sur apasionado exaltaba Thomas Mann hace 53 años en este lugar. Pero creo que los europeos de espíritu clarificador, los que luchan también aquí por una patria grande más humana y más justa, podrían ayudarnos mejor si revisaran a fondo su manera de vernos. La solidaridad con nuestros sueños no nos hará sentir menos solos, mientras no se concrete con actos de respaldo legítimo a los pueblos que asuman la ilusión de tener una vida propia en el reparto del mundo.

América latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental. No obstante, los progresos de la navegación que han reducido tantas distancias entre nuestras Américas y Europa, parecen haber aumentado en cambio nuestra distancia cultural. ¿Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes? No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído, con el infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su juventud, como si no fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos grandes dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad.

Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte. Una ventaja que aumenta y se acelera: cada año hay 74 millones más de nacimientos que de defunciones, una cantidad de vivos nuevos como para aumentar siete veces cada año la población de Nueva York. La mayoría de ellos nacen en los países con menos recursos, y entre estos, por supuesto, los de América Latina. En cambio, los paises más prósperos han logrado acumular suficiente poder de destrucción como para aniquilar cien veces no sólo a todos los seres humanos que han existido hasta hoy, sino la totalidad de los seres vivos que han pasado por este planeta de infortunios.

Un día como el de hoy, mi maestro William Faulkner dijo en este lugar: «Me niego a admitir el fin del hombre». No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.

Incidente entre Gabriel García Márquez y Vargas llosa

Febrero 1976

Un puñetazo quebró hace años la amistad que unió a Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa y el incidente dio lugar a una leyenda que engrandeció, si cabe más aún, las figuras de ambos escritores, los dos premio nobel de literatura y genios de las letras.

Los novelistas, que se conocieron en Venezuela en 1967, protagonizaron una de las rivalidades más famosas en el mundo literario desde que en 1976 Vargas Llosa asestara en México, ante testigos, un puñetazo a su otrora amigo. El motivo de la disputa ha sido un misterio desde entonces porque los escritores han mantenido un histórico pacto de silencio. Eso no impide que sean varias las versiones que circulan sobre las causas.

Rodrigo Moya, amigo de Gabo, publicó en el 2007 un artículo y fotos del incidente el mismo día en que el autor de Cien años de soledad cumplió 80 años y en las que apareció con el ojo izquierdo amoratado. Moya, fotógrafo mexicano de origen colombiano, explicó que las había hecho el 14 de febrero de 1976, dos días después del incidente, porque García Márquez quería tener una constancia de aquella agresión.

El fotógrafo le preguntó entonces al escritor qué había pasado y este fue evasivo. Fue Mercedes Barcha, esposa de Gabo, quien hizo el comentario más elocuente: “Es que Mario es un celoso estúpido”, cuenta el fotógrafo que dijo ella.

La escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska, premio Cervantes 2013, fue testigo privilegiado del episodio. “Estábamos totalmente aturdidos y asombrados”, dijo Poniatowska, que se apresuró a conseguir un filete de carne y colocarlo en el ojo ensangrentado del escritor colombiano. “Mientras ambas parejas vivían en París, los García Márquez habían tratado de mediar en los disturbios conyugales entre Vargas Llosa y su esposa, Patricia, acogiendo sus confidencias”, dijo Moya.

ellll

¿Como fue el proceso de creación de «Cien años de soledad»?

García Márquez tenía en mente ‘Cien años de Soledad’ desde antes de publicar ‘La hojarasca’. Dicen que desde los 17 años tuvo escrito aquel inicio donde presente y futuro se conjugaban con el final de un tiempo, y que nunca modificó ni una coma hasta que lo terminó. Para ello tuvieron que pasar los éxitos de varias novelas publicadas y una mudanza a la Ciudad de México desde su natal Colombia y un idilio con Veracruz para poder ser el oráculo de Macondo y los Buendía.

Imagen